jueves, 23 de septiembre de 2010

La vida es más
















Dos personas caminando de la mano, en este caso por la montaña, suelen hacer esbozar una sonrisa en la cara de quien contempla la imagen. Al menos a mí me pasa. Y quien conoce los avatares de quienes aparecen en ella, más.

Hay gente extraordinaria que deja su aliento, su cansancio, sus manos, su alegría y su pena, su sonrisa, todo lo que es, en los demás. Hay gente que tiene claro que la vida es para entregarla, es un tesoro que no se puede guardar.
Ese es el significado de la Eucaristía, el pan que se parte y se comparte, el Jesús entregado hasta el final, hasta el punto de dar también la vida por los otros. Y ese es el significado del “haced esto en memoria mía”: seguid entregando la vida, seguid viviendo por y para los demás. La vida es más si la entregas.

De esta reflexión surge el planteamiento de este nuevo curso que comienza.
La Pastoral Juvenil Vocacional de la Hermandad ha planteado en las actividades para los jóvenes, un ciclo de tres años en el que tratar tres palabras claves en el ser de los operarios:

- Fraternidad (“somosjuntos”, curso 2008-2009)
- Vocación (“Dondequiera que vayas”, curso 2009-2010)
- Eucaristía (“La vida es más”, curso 2010-2011)

Este curso 2010-2011 va a ser un curso de grandes proyectos, de algunos cambios y de mucha ilusión. Este curso arranca el proyecto de los Grupos Manuel, para los jóvenes mayores de 18 años que siguen vinculados a la Hermandad y siguen buscando crecer en torno a Jesús.
Y a finales de este curso, aunque bañándolo todo, la Jornada Mundial de la Juventud Madrid 2011, en la que las diócesis en las que están las Parroquias y Colegios de la Hermandad están tan implicadas como Diócesis de Acogida responsables de los DED (Días en las Diócesis) y, por supuesto, en el caso de la Archidiócesis de Madrid, como sede del acontecimiento y casa, por unos días, de millones de jóvenes católicos de todo el mundo.
Dos jóvenes caminando de la mano, puesta la vista en el horizonte que comparten (decía Chillida que el horizonte era la verdadera patria del ser humano, por ser común a todos). Ayudando a caminar la una a la otra, o al menos, haciendo el camino menos pesado. Alguien más abre paso.

Y entonces, por un momento, la mano de una se convierte en mano de la otra, y siguen avanzando. Y eso es dar la vida, porque ese instante de vida se ha convertido en común, y nada lo puede separar.

Así, la vida de los hombres y las mujeres, unos con otros. Invitados a una entrega constante, de manera que “sean los dos una sola carne”.
Y la vida solo tiene sentido, y adquiere un horizonte nuevo, y una vereda llana, desde dar la vida. De esta manera, de esta nueva manera puesta delante de nosotros por Cristo, la vida es más, más de lo que nos venden o nos quieren hacer pensar. Un más que suma y nunca resta. No se trata de perder la vida, claro. Se trata de ganarla para siempre.

Acabo de hablar con dos monitores, jóvenes en hermandad. Hoy han hecho la primera etapa del Camino de Santiago, y han subido a O Cebreiro. Están cansados, con los pies destrozados. Se emocionaban, contaban, al llegar a la cumbre, a la meta. Y al llegar, saber que no era meta alguna, que al día siguiente había que seguir caminando. Y en ese caminar, seguir entregando lo que son ellos mismos, porque el camino es más. Y la vida, también.

Que soñéis y sonriáis siempre.

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