sábado, 12 de octubre de 2013

Joaquín Jovaní y compañeros mártires

Este domingo, 13 de octubre, en Tarragona viviremos una beatificación «récord», como han tildado los medios de comunicación. Pero los martirios «siguen dándose hoy», a cada momento. Nos preparamos para la beatificación de 522 mártires españoles del siglo XX que tendrá lugar el 13 de octubre.
Todavía está en el recuerdo el reciente ataque a la ciudad de Malula, en Siria, y el asalto a una familia grecocatólica a la que forzaron a abandonar su fe. Al no hacerlo les asesinaron. El arzobispo de Tarragona, Jaume Pujol,  comentó hace unas semanas: “el martirio no son las persecuciones que tuvieron lugar durante la época de los romanos, sino que es algo muy actual. Esta familia siria vivió un verdadero martirio por odio a la fe”.

La del 13 de octubre será la beatificación más numerosa de la historia de la Iglesia. Tiene lugar precisamente en la ciudad de Tarragona “para unir estos mártires del siglo XX con los que murieron en los primeros siglos del cristianismo”, como son los santos mártires Fructuoso, Eulogio y Augurio. “Esta beatificación es la gran oportunidad pastoral para entender que el martirio de estas personas es la coherencia con su fe en un acto de amor supremo, que fue entregar su vida. Y también para aprender de ellos el perdón y la misericordia”, ha afirmado el Obispo de Tarragona.

Hemos de explicar que se les designa “mártires del siglo XX” y no mártires de la Guerra Civil española, pues algunos de los mártires que se van a beatificar no murieron durante los años de la Guerra Civil. “Sería equívoco pensar que estos mártires fueron combatientes caídos en la Guerra Civil, o que fueron víctimas de cualquier tipo de venganza, sino que murieron por amor a Jesucristo, por su fe. Martínez Camino también comentó que “durante el siglo XX más personas sufrieron el martirio que durante todos los siglos anteriores”.Se espera que asistan unas 20.000 personas y estarán disponibles unos 700 voluntarios. Monseñor Martínez Camino ha insistido en que será una beatificación “austera y digna”. Estarán presentes obispos de casi todas las Diócesis de España y unos 200 alcaldes de las localidades originarias de los mártires que se beatificarán. Una copia de la Virgen de Monserrat, patrona de Cataluña, presidirá el altar de la celebración.

Bajo el altar en el que se celebrará la Misa de Beatificación estarán las reliquias de San Jaime Hilario, San Pedro Poveda, fundador de las Teresianas, San Inocencio de la Inmaculada, sacerdote pasionista que murió en 1934 y que fue beatificado en 1999 y de los protomártires San Fructuoso, San Eulogio y San Augurio que murieron en el siglo III.

Con esta multitudinaria beatificación, serán ya 1523 los mártires fallecidos en España beatificados recientemente. Esta beatificación no es un acto político ni reivindicativo. Por eso, tal y como Benedicto XVI pidió para otras celebraciones multitudinarias, “no habrá pancartas ni banderas de ningún tipo con el fin de que este acto sea exclusivamente un acto religioso.

El Obispo de Tarragona, Mons. Jaume Pujol, ha insistido en que “esta beatificación no va contra nadie. Sólo se quiere honrar a estas personas. Hablamos de diálogo, de respeto y de perdón, que es la gran lección que estos mártires nos dan, al igual que Jesús en la cruz”.

Desde un principio la Iglesia ha celebrado la memoria de los mártires, que son los santos por antonomasia. San Policarpo de Esmirna, martirizado hacia el año 155, puede haber sido el primero a quien la Iglesia dispensó un culto especial.
Los mártires han vivido el misterio pascual de Jesús de la manera más literal posible, en el derramamiento de su sangre. Al celebrar a los mártires, celebramos el misterio pascual de Cristo con el que ellos se han identificado, y del que han sacado la gracia y la fuerza para ser fieles en el martirio. El único santo es Jesucristo, y la santidad de los santos no es independiente de la de Cristo, sino participación de ella. Celebramos la fuerza de Cristo presente en medio de la debilidad de los hombres.

El concilio Vaticano II nos recuerda: “La Iglesia introdujo en el círculo anual el recuerdo de los mártires y de los demás santos, que llegados a la perfección por la multiforme gracia de Dios y habiendo ya alcanzado la salvación eterna, cantan la perfecta alabanza a Dios en el cielo e interceden por nosotros. Porque al celebrar el tránsito de los santos de este mundo al cielo, la Iglesia proclama el misterio pascual cumplido en ellos, que sufrieron y fueron glorificados con Cristo, propone a los fieles sus ejemplos, los cuales atraen a todos por Cristo al Padre y por los méritos de los mismos implora los beneficios divinos” (SC 104).

Entre los nuevos mártires está Joaquín Jovaní y otros 14 sacerdotes Operarios Diocesanos, «muertos por odio a la fe en España». Todos eran formadores de seminaristas, en ningún caso personas implicadas en la política, y testimoniaron que el seguimiento de Jesús pasa por la Cruz…, pero nunca acaba en ella, sino en el cielo.
Durante los años 1936-9 la estadística nos da el número de 12 obispos asesinados; 4.184 sacerdotes seculares, incluidos los seminaristas; 2.365 religiosos y 283 religiosas. Un total, por tanto, de 6.844, a los que pueden añadirse gran número de seglares que fueron inmolados por solos motivos religiosos.
Incluidos en esa lista fueron asesinados solo por el hecho de ser sacerdotes un total de 30 Sacerdotes Operarios Diocesanos. La Hermandad hacía pocos años había sido fundada en 1883, en Tortosa (Tarragona) por el sacerdote Manuel Domingo y Sol, que falleció en 1909. Se trataba, pues, de una asociación sacerdotal de reciente creación. El martirio diezmó en un tercio la institución.

En 1995 beatificaba el papa Juan Pablo II, de esa treintena mencionada, a nueve sacerdotes operarios mártires, encabezados por Pedro Ruiz de los Paños. Y siguió en marcha el proceso de los otros veintiuno restantes. Ahora sumamos estos otros 15 Operarios mártires, encabezados por Joaquín Jovaní, que son declarados Beatos y Mártires en Tarragona el 13 de octubre de 2013.
Nuestros mártires fueron ejemplares en vida y Dios quiso concederles el gran premio del martirio, don concedido a pocos. Todos estos mártires fueron al martirio con una vida madura de virtudes y no por casualidad… Las cualidades humanas y el perfil espiritual de cada uno de ellos son dignos de ser propuestos como ejemplo y punto de referencia para todos. Que su sangre, derramada por confesar a Cristo, suscite siempre en la Iglesia pastores según el corazón de Dios, que se nos ha revelado plenamente en el corazón de Cristo buen Pastor.

Todos ellos son sacerdotes-mártires, educadores de numerosos sacerdotes, muchos de los cuales los emularon en el testimonio supremo del martirio.

+ Padre de bondad, que con la sangre de tus sacerdotes Joaquín Jovaní Marín y compañeros, fecundaste su labor apostólica, orientada de manera especial a la formación sacerdotal, concédenos, por su intercesión, abundantes vocaciones para dispensar tus misterios, fidelidad en el servicio de tu Reino, y la gracia que te pedimos por su intercesión. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

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