miércoles, 24 de noviembre de 2010

La vida llega | Adviento2010

La vida llega. La esperanza vivida desde la certeza es una esperanza que nos ayuda a caminar. El otro día, el grupo de catequesis que acompaño decía que, para encontrar la felicidad, necesitaban creer que todo marchaba y marcharía, que había más, que después otros seguirían. Un grupo de adolescentes decía que para ser felices necesitaban la esperanza. No se quedaban ahí, porque después, buscando y rebuscando dentro, encontraban que parte de esa esperanza se la daba el confiar en Dios.

Pues entramos en el tiempo de la esperanza, y la esperanza es luz que alumbra un camino lleno de tropiezos, pero que acaba en la casa para todos. Dice Pablo en la segunda lectura del primer domingo “La noche está avanzada, el día se echa encima: dejemos las actividades de las tinieblas y pertrechémonos con las armas de la luz. Conduzcámonos como en pleno día, con dignidad”. Pues hagámoslo cierto.

Profetas milenarios cifraban sus esperanzas en la llegada de un Mesías. Y desde el inicio de los siglos los cristianos hablamos de la segunda venida. Pensemos que la vida llega, y eso obliga a actuar. Que el Reino ya está entre nosotros, y eso obliga actuar. Que nuestros hermanos y hermanas buscan también andar con esperanza. Y eso obliga a actuar. Si miramos, el mundo tiene sed de esperanza. De saber que la vida en Cristo es más, es vida entregada por los demás, lejos de guerras, genocidios, ocupaciones y todo tipo de terrorismos. Voces que claman que los empobrecidos lo son por la injusticia. Porque si entrego mi vida a mis hermanos y hermanas, no hay hueco para eso.

Os presentamos un muy humilde material de Adviento, con reflexiones, poemas, textos; y el evangelio de cada domingo comentado por cuatro jóvenes cristianos, entregados a la Iglesia desde distintos carismas.

Así pues, mesa dispuesta, luces encendidas, comida preparada y sitio en casa. Abrid el corazón en este tiempo de espera. Y los ojos y oídos.
Es probable que os esté llamando desde vuestros familiares, desde el vecino que mete ruido moviendo muebles, desde el compañero sacerdote, o tal vez entre las teclas de un ordenador o los niños de clase. Está aquí, y cuando abramos nuestro ser a Él, la Navidad que viene será “vida, y vida abundante”.

La vida llega. Está aquí, a la puerta. Dicen en mi pueblo: que pase hasta la cocina…


Juan Rodríguez Gil
Pastoral Juvenil-Vocacional
Hermandad de Sacerdotes Operarios Diocesanos

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