sábado, 14 de mayo de 2011

4º de Pascua | Entramos por la puerta

Viajes donde viajes, en el medio que viajes, con el equipaje que lleves, lo que nunca puedes dejar en el armario de casa es a ti mismo. Parece una evidencia, una estupidez de esas que dice Juan, pero eso tiene en el fondo una verdad que es de importancia. Lo que somos es una constante en nuestra vida que no nos abandona y que, en el fondo, no cambia nos pase lo que nos pase.

Después de la Pascua, los discípulos que habían vivido la muerte de Jesús, en la cruz, de la manera más cruenta que podáis imaginar, se escondieron, huyeron, regresaron a sus vidas intentando disimular lo que habían vivido y lo que les había pasado. Pasaron después dos cosas: la primera, la Resurrección: porque quisieron matar a Jesús y no lo consiguieron, quisieron acabar con todo lo que Jesús era, dijo e hizo, y no fue posible. Hubo algo que hizo que los discípulos sintieran a Jesús como vivo, que lo vieran y tuvieran entre ellos. Y eso cambió sus vidas para siempre.
Lo segundo que pasó, una noche. Una noche cincuenta días después de Pascua, los seguidores de Jesús estaban reunidos, escondidos, con las ventanas y las puertas cerradas. Y volvieron a sentir algo. Un fuego que ilumina y un viento que anima. Jesús ya no estaba físicamente con ellos, así que era un tiempo nuevo: les tocaba a ellos seguir adelante. Y sintieron que estaban llamados a proclamar a Jesús en mil sitios distintos, personas distintas, lenguas diferentes. Sin miedo. El Espíritu se quedaba con ellos para siempre. Ellos emprendieron un viaje que duró el resto de sus vidas. Algunos dieron su vida por ello. Un viaje en el que quisieron cambiar un mundo difícil en un Reino de Dios. Los malos mensajes en Buena Noticia. El viaje de sus vidas.

Ahora os toca viajar a vosotros…
Las comunidades de Beato Manuel de Majadahonda y de Santa Teresa de Valladolid van a vivir un momento excepcional ese sábado de mayo, porque van a acompañaros (vamos a acompañaros), porque ahora os toca a vosotros. Os preguntarán si de verdad entendéis y queréis eso de ser cristianos, y os toca sonreír y avanzar y proclamar a todo el que quiera oíros que Jesús es señor de vuestras vidas. Que como dice el Evangelio de ese domingo, habéis atravesado la puerta del redil y no vais a robar las ovejas, sino que queréis ser una de ellas…

Sé que el Jefe (con mayúscula, el de arriba) se ha buscado unos aliados estupendos para hacer del mundo un sitio mejor. A todos nos gusta vivir así. Ahora os toca a vosotros hacer que otros disfruten y vivan tantas cosas buenas como habéis vivido. Y seguir viviendo. Y seguir queriendo.

Juan Rodríguez Gil
Pastoral Juvenil-Vocacional
Hermandad de Sacerdotes Operarios Diocesanos

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