viernes, 6 de enero de 2012

Queridos Reyes Magos

Queridos Reyes Magos:

Ya sé que este año no me he portado muy bien. Pero también sé que representáis la inmensa sabiduría y bondad de Dios, y que tenéis una capacidad de comprensión que supera los límites de la mía. Sé que sois capaces de leer más allá de lo que el mundo dicta (porque visteis e interpretasteis la estrella). Y sé también que no conocéis límites o fronteras de esas que aprendieron los hombres.
Ya estoy mayor para muchas cosas, y sin embargo, creo ciegamente en vosotros. Lo creo porque las caras de los niños esta tarde y esta noche y mañana no son un invento, son reales como la mía, como la de todos; y eso nunca es mentira.
Cuando era pequeño, mis padres me decían que teníais que llevar regalos a todas las casas, que había que repartir, así que sólo podía pedir tres cosas.

Fiel a mi tradición, majestades, quiero pedir para este año 2012 tres cosas. No es original, porque San Pablo ya hablaba de ellas, pero así me sumo a una larga cadena e historia y puede que la petición tenga más fuerza.

Traedme fe, si es que la merezco. La fe es un don, un don que a veces anda escaso en mi corazón y cabeza. Resulta que necesito la fe para ver a Dios en mis hermanos y hermanas, en los que me rodean. Así, si veo a Dios en ellos y los aprendo como hermanos, se irían solucionando muchos problemas. Porque nadie ignora, deja hambriento o sin techo, mata, usa la violencia verbal o física, discrimina, condena… Nadie declara la guerra a su hermano. (Aún creo eso).

Traedme esperanza. Creer en el Padre, esperar en Él, confiar en Él. Vivir sabiendo que existe, es decir, que la vida es más. Necesito saber que nada de lo que pasa es importante en sí mismo, sino solo en tanto en cuanto afectan a aquellos que viven conmigo el mundo. Es la esperanza en que la vida supera lo que vivo. Para poder vivir de nuevo.

Y amor. Que yo deje de ser yo para ser los otros. Ser capaz de compartir corazón y alma, sentimientos, ser capaz de entregarme por mis hermanos. Si me regaláis compartir mi vida con alguien, que mi pareja sea conmigo una sola cosa, que ese amor supere las dificultades que nos vayan surgiendo en el camino apoyados en Dios. Que seamos capaces de tejer nuestra vida en una sola danza que bailar juntos. Y si mi vida es la entrega a la comunidad y a los otros, o a los pobres, o a los jóvenes y los niños; entonces que mi amor se convierta en una mano y vida siempre abiertas a quien de mí necesite.

Siempre que os pedía juguetes, me traíais además caramelos, bombones. Cosas con las que endulzar la vida. Regaladme ahora amigos, gente con quienes compartir mi día a día, gente que me regale y a quien regalarme.

Y un último favor: sois en el Evangelio de Mateos los primeros “de fuera” que conocisteis al Redentor, que iba a ser un Dios-para-todos y no solo para unos pocos. MI último deseo es que conozcan. Que conozcan al que se hizo niño para entender la Palabra, que “se hizo carne y habitó entre nosotros”.

Buena noche, Reyes. Y Feliz Navidad.

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