viernes, 2 de noviembre de 2012

Criptorreguero


Trece días, un lema, ciento veinte personas, un ritmo frenético de actividades y trabajo, oraciones, servicio comunes, gymkanas, temas de formación, marchas a la piscina y expediciones a la montaña, tiempo libre y preparación de actuaciones o actividades, día de padres y días de abuelos, pollo al palo y flamenquines, una verja verde y un mástil torcido, un perro achacoso y un árbol reverdecido, reuniones de monitores y confidencias de tienda, conversaciones de cocina y gestiones legales, risas frecuentes, canciones y lágrimas de hasta luego.

Todo aquel que defina así los campamentos El Reguero es que no ha entendido nada. Solo ha visto por encima. Ha mirado desde fuera y no ha escuchado en los silencios. Lo que de esta descripción todos conocemos de El Reguero no es sino la parte visible. Lo material, lo plástico, lo palpable, lo tangible. Aquello que, por otra parte, a nadie se le escaparía. Cualquier persona normal puede verlo. Pero nosotros no somos personas normales. El Reguero no es un campamento normal. Con esto no estoy diciendo que seamos seres extraños, mejores ni peores; pero sí distintos. Somos reguerianos. Y eso es algo que solo unos privilegiados podemos decir con orgullo y emoción. Soy de El Reguero. Soy regueriano.

Kryptos significa oculto, escondido. Y resulta que la vida tiene, en su devenir, infinidad de realidades ocultas a los ojos de la mayoría. Por tanto yo las llamaría kriptorrealidades. Es decir, realidades que solo se alcanzan a ver con un poco de tiempo y una mirada curiosa y atenta, que no se deje distraer por las luces y los colores. A veces no es fácil separar el grano de la paja. Y es que las cosas importantes suelen estar escondidas.

Nuestros pensamientos más profundos y nuestros sentimientos más íntimos están siempre ocultos en un complejo cerebro, cuidadosamente guardado, dentro de un cofre óseo llamado cráneo. Supongo que si guardáramos los sentimientos y pensamientos en la piel, acabarían por evaporarse con el sudor. Un nuevo ser engendrado crece silencioso y discreto, oculto en el seno materno hasta que la vida estalla y se hace visible.

Las realidades más importantes siempre permanecen ocultas, para que solo quien tenga interés verdadero por descubrirlas pueda hacerlo. Así se explica que a Dios no le haya visto nunca nadie. Y sin embargo es paradójico que siendo Dios la realidad más oculta de todas, está presente en todo, impregnándolo. Desde el más pequeño átomo de materia hasta la infinitud del universo. Desde la fragilidad de una brizna de hierba hasta la fuerza arrolladora de un volcán. Desde el más pequeño de los zigotos hasta el más sabio y erudito de los hombres. La realidad está impregnada de Dios.

Pero, entonces ¿qué es la criptorrealidad? Pues la realidad que se esconde detrás de lo evidente. El jugo existente detrás de lo visible. Eso que no se puede, a veces, explicar con palabras pero se puede ver detrás de cada cosa. Y todo ello con un cierto color, sabor, olor a Dios. Es lo que significan las cosas más allá de las palabras que las explican. Es el porqué y el cómo último de cada acontecimiento, de cada persona, de cada lugar…

Entonces creo que queda claro lo que significa criptorreguero. Es el reguero que hay detrás de El Reguero. No es ese riachuelo que cruza la finca dándole nombre y que, personalmente, nunca he visto correr. Es más bien el riachuelo de agua invisible que riega y da de beber a cuantos cruzan la verja verde. Ese riachuelo de agua viva que impregna todo, da sentido a todo y está detrás de todo. Y, personalmente, este riachuelo sí lo he visto correr; y a raudales. Criptorreguero es la esencia y la vida que bulle detrás de cada acampado, monitor, sacerdote, ayudante o visitante, de cada canción y cada juego, de cada reflexión y cada risa… Criptorreguero es descubrir que no somos 120 en un lugar concreto y punto. Es descubrir que somos 120 singularidades, 120 vidas, 120 historias, 120 impregnados de Dios, 120 realidades constituidas por infinitas criptorrealidades. Criptorreguero es descubrir que un solo lema de campamento encierra más de lo que dice, siendo, a la vez, justamente lo que dice. La frase “La vida es más” invita a intentar descubrir todas las criptorrealidades que encierra la palabra “más”.

Cada día la vida nos ofrece, generosa, una realidad cargada de infinitas criptorrealidades que hay que aprender a identificar y saborear. Cada cual que busque hasta dónde quiera encontrar.

Borja J. Altonaga
Coordinador de Monitores de El Reguero
Valladolid

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