El desierto.
Este camino está lleno de obstáculos, como todos, como la vida… Y el
Evangelio de hoy nos presenta dos muy importantes: el propio desierto y las
tentaciones…
El desierto nos habla de soledad, de los momentos de encuentro con nosotros
mismos, de ponernos delante del espejo y ver con claridad quién soy y por dónde
voy. Y de encuentro con Dios, o de desencuentro, de tantos momentos en que
flaquean las fuerzas… y falla la fe en nosotros mismos y en Él.
Los obstáculos, las tentaciones que Jesús salva con firmeza de espíritu,
tienen su traducción al mundo de hoy: cuando
no vemos a nuestro lado a nadie que esté dispuesto a echarnos una mano, y
cuando nuestro presente y nuestro futuro se presentan llenos de nieblas y
oscuridades, cuando necesidades efímeras se ponen por delante de lo
verdaderamente importante, cuando hacemos el camino movidos por la ambición del
tener y el poder…
Que Su presencia nos ayude a seguir caminando.
Brotes
de Olivo
En mi debilidad me haces fuerte…
En mi debilidad me haces fuerte…
Sólo en tu amor me haces fuerte,
sólo en tu vida me haces fuerte.
En mi debilidad
te haces fuerte en mí…
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