Esta
es la gran parábola, el retrato de Dios en palabras. Recordamos hoy lo que nos
orienta en este curso, todo lo reflexionado entre los jóvenes en Hermandad a lo
largo de este curso… Esta parábola del hijo pródigo, o del Padre Bueno, nos
habla de encuentro. Nos habla del encuentro del hijo con el mundo, un mundo que
descubre que no le gusta tal y como él lo ha planteado. Nos habla del encuentro
del hijo con su hermano, en la vuelta, y del hermano con el hijo. Y nos habla
del encuentro salvador, con su Padre. La frase final, que hemos escogido con
subtítulo de este curso, nos narra cómo su salvación está en el encuentro, un
encuentro que le ayuda a replantear la vida y a vivir los encuentros futuros de
una manera abierta y salvadora.
Queremos
volvernos a ver con la misma mirada del Padre que ama y perdona; o quizás con
la mirada del hijo que redescubre el amor en los ojos de un Padre que no tiene
sitio en el corazón para el rencor, o con la del hermano que es capaz de desactivar
todo lo que bloquea el abrazo.
Ixcís
Vuelvo a mis raíces.
Vuelvo a casa, Padre.
Derroché toda la herencia
en cosas que apagan el alma
y me quedé tan vacío.
Hoy vuelvo a Ti.
Hoy, Padre, vuelvo.
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