viernes, 8 de marzo de 2013

Volvernos a ver | Domingo IV de Cuaresma

Su hijo mayor estaba en el campo, cuando vino y se acercó a la casa, al oír la música y los cantos, llamó a uno de los criados y le preguntó qué era lo que pasaba. El criado le dijo: «Ha vuelto tu hermano, y tu padre ha matado el ternero cebado, porque lo ha recobrado sano». Él se enfadó y no quería entrar. Su padre salió a persuadirlo, pero el hijo le contestó: «Hace ya muchos años que te sirvo sin desobedecer jamás tus órdenes, y nunca me diste un cabrito para celebrar una fiesta con mis amigos. Pero llega ese hijo tuyo que se ha gastado tu patrimonio con prostitutas, y le matas el ternero cebado». Pero el padre le respondió: «Hijo, tú estás siempre conmigo y todo lo mío es tuyo. Pero tenemos que alegrarnos y hacer fiesta, porque este hermano tuyo estaba muerto y ha vuelto a la vida, estaba perdido y ha sido encontrado»

Esta es la gran parábola, el retrato de Dios en palabras. Recordamos hoy lo que nos orienta en este curso, todo lo reflexionado entre los jóvenes en Hermandad a lo largo de este curso… Esta parábola del hijo pródigo, o del Padre Bueno, nos habla de encuentro. Nos habla del encuentro del hijo con el mundo, un mundo que descubre que no le gusta tal y como él lo ha planteado. Nos habla del encuentro del hijo con su hermano, en la vuelta, y del hermano con el hijo. Y nos habla del encuentro salvador, con su Padre. La frase final, que hemos escogido con subtítulo de este curso, nos narra cómo su salvación está en el encuentro, un encuentro que le ayuda a replantear la vida y a vivir los encuentros futuros de una manera abierta y salvadora.
Queremos volvernos a ver con la misma mirada del Padre que ama y perdona; o quizás con la mirada del hijo que redescubre el amor en los ojos de un Padre que no tiene sitio en el corazón para el rencor, o con la del hermano que es capaz de desactivar todo lo que bloquea el abrazo.


Ixcís

Vuelvo a mis raíces.
Vuelvo a casa, Padre.
Derroché toda la herencia
en cosas que apagan el alma
y me quedé tan vacío.
Hoy vuelvo a Ti.
Hoy, Padre, vuelvo.


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