“Dichosa tú” (Lc 1, 45)
Antonio J.
Blasco
Parroquia de
S. Pablo y Sto. Tomás C.
(Salamanca)
Podéis
seguir las reflexiones y los materiales en anduvízate.blogspot.com
Curioso lema el
que nos propone la Pastoral Juvenil de la Hermandad para este cuarto domingo de
Adviento. Curioso porque lo primero que a uno se le ocurre al leer estas dos
palabras es que algo no previsto va a ocurrir. Y, siempre que pensamos en “algo
no previsto” nos da por pensar en lo peor...
Y si vemos que la lectura del próximo domingo comienza
con un viaje a pie de una jovencita embarazada... ¿Cuáles pueden ser esos efectos secundarios?
Seguro que si hacemos una encuesta donde mencionamos las expresiones
“embarazada”, “viaje a pie” y “efectos secundarios”, la gran mayoría de las
respuestas que nos dieran iban a ir por derroteros poco halagüeños para la
joven embarazada.
Pero en el momento en que miramos esa realidad con unos
ojos anduvizados
la resolución de nuestro relato va a cambiar y habrá que esperar lo
inesperado. Porque en eso consiste anduvizarse, en esperar lo inesperado, en
estar preparado para cualquier cosa y en que nuestro Dios siempre nos
sorprende.
¿Y cuáles son estos efectos secundarios que tenemos en
nuestra historia de hoy? María, nuestra joven primeriza, visita a su prima (la
que no podía tener hijos) porque le ha llegado la noticia de que lo imposible
va a ocurrir (cuando en el párrafo anterior yo decía cualquier cosa era por algo...). Ahora nos puede parecer trivial,
posiblemente nos enteraríamos del embarazo de nuestra prima porque su marido lo
ha retuiteado dieciocho veces (posiblemente con una imagen de la primera
ecografía) y nuestra respuesta es un mensaje en tuenti con millones de
exclamaciones y emoticonos. Todo eso puede transcurrir en menos de cinco
minutos. Pero en aquellos tiempos, la noticia (aunque fuera rápida) tardaría
varios días o semanas en llegar a María y si ella toma la decisión (seguramente
una decisión difícil) de visitar a su prima e ir caminando es porque la buena
noticia (con minúsculas) produce en María un efecto secundario: una gran alegría: Tiene que ir a ver
a su prima, a abrazarla, a compartir este feliz acontecimiento inesperado.
Y, en esta narrativa, otro suceso inesperado se sucede al
llegar el encuentro entre las dos primas. Los pequeños que se cobijan en sus
vientres se reconocen y ese conocimiento se transmite a sus madres. Y lo que
nos ofrece la prima de María es toda una confesión de fe a raíz de esa
comunicación privilegiada que tiene con su futuro hijo Juan (la comunicación
privilegiada de toda madre con su retoño), no sólo sabe que María está encinta,
sino que el bebé de su prima tiene al Espíritu de Dios de su parte... Ahí sí
que tenemos un interesante giro narrativo, menudo efecto secundario...
Porque, el principal efecto secundario de este
anduvizamiento colectivo no es otro que la alegría. Una alegría serena e
intensa que nos produce el encuentro con lo inesperado, porque las buenas
noticias también pueden ocurrir aun en estos tiempos sombríos, porque con Dios
de nuestra parte nunca podemos dar nada por sentado. Todo esto es anduvizarse,
todo forma parte de este tiempo de espera.
Ya queda poco para que se desvele la gran sorpresa, menos
de una semana, unos días, unas horas... Y no estoy hablando del fin del mundo.
Las buenas noticias pueden aparecer en cualquier momento y tenemos una Buena
Noticia a la vuelta de la esquina. ¡Benditos efectos secundarios!
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