“Ya conocéis las instrucciones” (1Tes 4, 2)
Raúl Ceperuelo
Parroquia
de Ntra. Sra. de la Almudena
(Zaragoza)
Podéis
seguir las reflexiones y los materiales en anduvízate.blogspot.com
Para formar parte de un acontecimiento, no
importa si es grande o pequeño, se necesitan cumplir una serie de requisitos que
nos permitan disfrutar de él. Para anduvizarse también son necesarios, pero en
este caso, los requisitos previos están al alcance de todos. Todos podemos
anduvizarnos, seamos como seamos. Ha de salir desde dentro de cada uno de
nosotros el deseo de anduvizarse y reflejarse en nuestros pensamientos y
acciones con los demás. Ese es el
requisito indispensable para comenzar el camino. El resto los encontramos en
Evangelio de este primer domingo de Adviento.
La lectura nos enseña cuales son las
instrucciones que debe seguir todo aquel que quiera anduvizarse. Lo primero que
nos dice es “levantaos, alzad la cabeza”. Esto es, estar preparado, dispuesto,
querer anduvizarse, que nazca en nosotros el deseo de cambiar y descubrir hacia
dónde nos llevará ese proceso.
Para comenzar, también necesitamos estar “siempre
despiertos”. Despiertos para descubrir las señales que nos llevan a
anduvizarnos, y tener cuidado con todos
los obstáculos que nos encontramos en nuestro día a día y que nos pueden
desorientar en el camino.
Pero en todo este camino, nos dice también el
Evangelio, contamos con ayuda “pidiendo fuerza” ¿Cómo? Pues a través de la
oración, de hablar con Dios y hacer que Él forme parte en nuestro cambio. Él es
quien nos invita a anduvizarnos para que acojamos a su Hijo dentro de nuestros
corazones y con Él, ver el mundo y a los que nos rodean con nuevos ojos. Unos
ojos que nos permiten descubrir a Dios en esas cosas pequeñas de las que nos
hablaban en la reflexión de la semana pasada. Esas cosas pequeñas que van
construyendo el Reino de Dios.
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